El aula se define como un nicho ecológico (Doyle, 1997,
1990) en el que interactúan distintos elementos de un sistema abierto,
caracterizado por el dinamismo de sus relaciones. Todos los factores materiales
y humanos, y el ambiente que genera influyen poderosamente en el proceso
educativo.
Existen varios factores que determinan el clima de clase:
1.
El contexto comunitario del centro y del aula.
2.
Factores organizativos.
3.
Características de los implicados en el proceso.
El clima tiene
varios componentes básicos dentro de los cuales se considera esencial la acción
cultural, ya que este está implicado en la propia cultura, e integra el
conjunto de percepciones que extraemos de cada institución, puesto que con
estas contribuimos a cambiar la práctica y su significado. Entre los
componentes más importantes del clima se encuentran las relaciones en las aulas y en los diversos escenarios, ya que
pueden captar la realidad de manera compleja.
Las relaciones se concretan en las nuevas formas de
cercanía, confianza, rechazo que se dan entre los miembros del acto formativo contribuyendo
a sentar las bases del clima. Por ello, los procesos relacionales o relaciones,
apoyan la cultura y ayudan a la sintonía, a la vez que las vivencias de los
miembros aportan un mejor clima. Dichas relaciones se expresan con el discurso
y las manifestaciones no verbales y para verbales procedentes de cada cultura.
El clima se consolida a través del intercambio
socio-educativo, la participación, el compromiso entre los implicados y la
dirección de clase.
La
dirección de clase, “son las acciones dirigidas a crear y mantener un ambiente
de aprendizaje favorecedor del desarrollo de las metas instruccionales”. Es un
tema actual de preocupación social. La dirección de clase no consiste solo en
mantener el aula ordenada o la organización de las actividades, sino de
mantener una disciplina que en ocasiones y sobre todo en profesores noveles,
les resulta casi imposible.
La
dirección de clase se puede conseguir a través de la instauración de un orden,
pero hay que tener en cuenta para establecer este orden las distintas
metodologías establecidas. El orden no significa silencio, pasividad o una
obediencia absoluta a unas normas, aunque en algunas ocasiones sea así por
algún motivo en concreto. El orden significa que los alumnos, dentro de unas
normas establecidas por el grupo, consigan llegar a los objetivos propuestos.
Según Le Page et al. (2005) existen unos componentes esenciales para conseguir
una adecuada dirección de clase. La construcción de un sistema de relaciones de
clase adecuado. La creación de comunidades de clase donde todos los miembros
sean respetados. Construir un ambiente de clase propicio para el trabajo de los
alumnos. Organizar el trabajo del alumno alrededor de un currículum
significativo. Fomentar el desarrollo moral y ciudadano de los alumnos. Y
proporcionar una motivación adecuada para el logro académico y social de los
estudiantes. La dirección de clase es un medio a través del cual los alumnos
pueden conseguir las suficientes habilidades de comunicación, resolución de
conflictos y de autocontrol.
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